Selma: “No soy fuerte. Tengo algunos trucos para cuando todo se pone difícil. Cuando estoy trabajando en la fábrica, y las maquinas hacen ritmos, empiezo a soñar y todo se vuelve música. Te gustan las películas, ¿verdad?
David: Me encantan, amo los musicales. Y el baile Tap. Todo ese gran espectáculo… ¿no te gustaría estar en esas películas? Moviendo los pies por todos lados.
Selma: Sí. Cuando giran alrededor de esos gigantescos pasteles de boda que llegan hasta arriba. ¿No te molesta cuando cantan la última canción?
David: ¿Por qué?
Selma: Porque cuando todo se vuelve un gran espectáculo y la cámara se sale por el techo y sabes que se va a terminar, odio eso, realmente lo odio. Cuando era niña en Checoslovaquia acostumbraba a hacer trampa, y me salía del cine justo después de la penúltima canción. Así la película seguiría por siempre”.
Dancer in the Dark. 2000.
Lars von Trier.
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