Perry: “Soy un caballero en una búsqueda especial y necesito ayuda. Las personitas trabajan para Él. También yo… Yo soy el conserje de Dios. Este es el cáliz sagrado, el símbolo de Dios para la gracia divina… “
Jack: No quiero ser arrogante ni molestarte pero eres un psicótico.”
Perry: Lo sé.”
Jack: Un psicótico muy agradable. Aprecio lo que hiciste. Creo que fue valiente y noble.”
Perry: Por favor, no te vayas. No puedo recuperarlo porque él está ahí afuera. “Por eso eres el elegido.”
Jack: “No soy el elegido. No soy nadie.”
Perry: “Soy Perry.”
Jack: “Soy Jack.”
Perry: “Lo sé… Saludos a tu esposa.”
Jack: “No estoy casado.”
Perry: “¿En serio? Pareces casado. No te pierdas.”
Jack: “Para ti es fácil. Yo estoy allá afuera todos los días, todos los jodidos días tratando de descifrar qué diablos estoy haciendo. Pero no importa lo que tenga, siento que no tengo nada. Así que no siento pena por ti. Es fácil estar loco. No me digas que soy el elegido. No hay nada… nada especial en mí…. Si lo hago, si acaso, es porque deseo hacerlo por ti.”
El Pescador de Ilusiones. Terry Gilliam. 1991
Parry: “Jack... Puede que esté equivocado pero no pareces muy feliz. ¿Alguna vez oíste la historia del Pescador de Ilusiones? Comienza cuando el rey es un niño que debe pasar la noche solo en el bosque para probar su valor y poder convertirse en rey. Mientras está pasando la noche solo, lo visita una visión sagrada. Del fuego aparece el cáliz sagrado, el símbolo de la gracia divina de Dios. Y una voz le dijo al chico: “Serás el guardián del cáliz para que pueda curar el corazón de los hombres”. Pero el chico estaba cegado por visiones más grandes de la vida llenas de poder, gloria y belleza. En este estado de asombro radical, por un momento se sintió, no como un niño, sino invencible como Dios. Así que metió la mano al fuego para alcanzar el cáliz y este se desvaneció dejando su mano en el fuego terriblemente herida. Al crecer este chico, esa herida se hizo más grande hasta que un día la vida perdió su razón de ser. No tenía fe en ningún hombre ni siquiera en sí mismo. No podía amar ni ser amado. La experiencia lo enfermó. Comenzó a morir. Un día un tonto llegó al castillo y encontró solo al rey. Siendo un tonto, tenía una mente simple. No vio un rey. Sólo vio a un hombre solo y sufriendo. Le preguntó al rey: ¿Qué te duele, amigo? El rey respondió: “Tengo sed. Necesito agua para refrescar mi garganta.” Así que el tonto tomo una copa junto a la cama, la lleno de agua, y se la entregó al rey. Al comenzar a beber, el rey se dio cuenta de que su herida había sanado. Miró sus manos y ahí estaba el cáliz sagrado, el cual había buscado toda su vida. Miró al tonto y dijo asombrado: ¿Cómo pudiste encontrar aquello que no pudieron los más valientes? El tonto respondió: “No lo sé. Sólo sé que tenías sed.”
El Pescador de Ilusiones. Terry Gilliam. 1991.
Mendigo veterano (interpretado por Tom Waits):
“Él paga para no tener que mirar. Mira; un tipo va al trabajo cada día, ocho horas, 7 días a la semana. Le aprietan tanto las bolas, que él empieza a cuestionar la esencia misma de su existencia. Entonces, un día a la hora de irse a su casa, el jefe lo llama a su oficina y le dice: “Oye Bob, ven a besarme el trasero, ¿quieres?”
Bueno, él dice: “Al diablo, no me importa lo que suceda. Solo quiero ver la expresión de su cara cuando le clave estas tijeras en el brazo.” Pero entonces él piensa en mí y dice: “Un momento, tengo dos brazos y dos piernas y al menos no mendigo para vivir.”
Seguramente Bob soltará la tijera y cerrará la boca. Verás, soy lo que podría llamarse una luz de transito moral. Soy como decir: “Rojo, no sigas".
El Pescador de Ilusiones. Terry Gilliam. 1991
El Pescador de Ilusiones. Terry Gilliam. 1991
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